domingo, 25 de julio de 2010

Vacaciones


Ayer por la noche llegué. Estoy en Jaca, cerca de Huesca, donde parece que el verano todavía no ha llegado, porque hay que taparse con nórdico para dormir. Tal vez es que me he acostumbrado al calor que hace en el centro y se me hace raro el norte. Todo es verde xD.
El caso es que hoy me he librado de los pensamientos acerca de mi sexualidad. He cambiado de aires. Hoy he ido a casa de Jorge y Máximo y hemos jugado a la PS3 y fumado un poco en pipa, y luego al Mirador del Pirineo, donde hemos sacado algunas fotos. Hemos vuelto a casa y hemos visto una película.
Hoy no espero salir por la noche, y estoy impaciente por encontrarme con Javier, un amigo que me gusta y creo que es homosexual, o con Carla, una barcelonesa que viene por Jaca.
Saludos,

jueves, 22 de julio de 2010

Soy bisexual y me molan Marco Dapper y Drew Barrimore

Puede que sea chocante el título. No: lo ES. Pero es que creo que me siento más relajado que en toda mi vida, y todo gracias a que he superado la primera barrera que me propuse: contarle a mi hermana que me gustan las mujeres, pero también los hombres.

Todo ocurrió esta noche. Preparamos fajitas mi hermana y yo y acabamos los dos con dolor de tripa de tanto comer. Mi madre y su novio, unas horas después, se fueron a dormir y nos quedamos solos.
Como acostumbramos a hacer, vemos la tele y charlamos en general. Pero hoy ha sido diferente. Mi hermana no ha podido contener toda la angustia que tiene guardada, porque ella antes vivía con mi padre y la novia de mi padre le ha hecho la vida imposible durante dos años. Ella acabó llorando y yo abrazándola, intentando contener las lágrimas y consolarla. La verdad es que me dio mucha pena, pero cuando terminó ese mal rato me puse a pensar en "mis cosas" (ya sabes) y mi hermana empezó a extrañarse. Yo ya había decidido hoy contárselo, y lo había intentado soltar de sopetón seis veces esta mañana; pero, simplemente, no me salía. Cada vez que pretendía desprender de mis labios esas malditas palabras, mis pulmones se contraían. Sentía que me ahogaba cada vez que lo intentaba, y desistí.
Pero en aquel momento, ella me preguntó que en qué pensaba, aun teniendo ella los ojos rojos de haber llorado. No supe contestar. Me siguió insistiendo y yo soltaba bocanadas de aire de vez en cuando haciendo un amago de hablar, a la vez que me mordía las uñas, me pasaba la mano por el pelo o me apoyaba en las rodillas. Al final me puso a su lado, y me lo volvió a preguntar. Nos abrazamos y lloré; ella cada vez estaba más extrañada y, sobretodo, preocupada. Me exigió que le contara qué me pasaba, y fue entonces cuando mi corazón casi se sale del pecho. Sentí entonces con más intensidad que me ahogaba, que me faltaba el aire. Mi hermana me dijo que probablemente me estaba dando un ataque de ansiedad; ella sabe lo que son porque los ha sufrido mientras estaba con mi padre y su novia. Me temblaba la boca y la barbilla, como si estuvieran dormidas. Entonces ella me sacó afuera a que me tranquilizara y fue como empezar la conversación de nuevo, solo que con las ideas más claras.
Le dije que era un secreto y que sólo se lo contaría a ella de momento, pero no supo deducir nada. Le hablé de Lidia, la chica que me gusta, y la conversación fue algo así.
-Así que no sabes cómo declararte-, me dice.
-No, no es eso. Ella es mi amiga y no quiero declararme-, le contesté.
-¿Entonces qué es? Cada vez me entero menos-.
-Sé que es confuso, pero es muy difícil-.
-Bueno, cuéntamelo y cuanto antes te desahogues mejor para ti-.
Entonces me dispuse a contárselo y volvió el ataque de ansiedad. Dolor en el pecho, mareo, me temblaba la voz, se me dormía la mandíbula y alrededor de los ojos...
No me acuerdo cómo siguió la conversación, pues yo estaba en un estado de nervios que no podía más. Y fue entonces cuando me dijo:
-Eres gay-.
-Bisexual-.
-¿Bisexual?-. (Se rió).
Le dije que sí y que era serio, que mis dudas acerca de mi orientación sexual las tuve desde hace dos años y que ahora estaba seguro de eso. No me gusta eso de "bisexual", pero me gustan los hombres, y mucho, y las mujeres también, aunque puede que en menor grado.
Continuamos hablando acerca de ello. Ella me dijo que no era tan grave, no pareció ni sorprenderse. Me dijo que yo seguiría siendo el mismo para ella. Se alegró de haberse ido de casa de mi padre, y la verdad es que durante mucho tiempo mi hermana fue la persona en la que confiaba mis problemas, aun siendo yo tan tímido que casi me da un ataque de ansiedad por contarle algo "que no es tan grave".
Me dijo que no era ni malo, ni raro, ni nada. Yo seguiría siendo su hermano. A partir de ahí mi pulso cardíaco bajó; por lo menos bajó de la barrera de los 1000...
Entramos para adentro y me dijo: "Así que cuando me decías que "buah" al enseñarte al maromo ese estabas pensando "joder qué cuerpazo"" (se refiere al que ella me hizo descubrir, Marco Dapper, mi nuevo amor platónico).
Ahora estoy muchísimo mejor, hasta me dijo que siempre había querido tener un amigo gay. Nos abrazamos mucho.

Y, lo mejor de todo, me siento mejor conmigo mismo. Ser bisexual no está mal, es a lo que me refería cuando dije que no era del todo desagradable mi armario...

ES A ESTO A LO QUE ME REFERÍA:

Este tío me pone a cien...


Y a esta tía la amo desde que tenía siete años jajaja.

miércoles, 21 de julio de 2010

Encerrado



Esta mañana me levanto sudoroso por el calor que ha hecho durante la noche. Estoy cansado. Agotado, diría yo: creo que en estos días he reflexionado sobre mi identidad sexual más intensamente que en toda mi vida, e incluso he reflexionado acerca del momento en que le contaré a mi hermana que soy homosexual. Bajo a "desayunar" (un vaso de leche y de mala gana), subo a hacer la cama y a Internet.
Luego me voy con mi hermana mayor a hacer unos recados. Ella me encuentra "raro", dice que le cuente cosas. "¿Cómo qué?", le digo. Durante todo el tiempo que paso con ella estoy de los nervios, dudando de si intuye lo que me pasa; no lo puedo soportar y paso todo el rato intentando disimular, lo cual no me es difícil, pues lo llevo haciendo toda la vida.
Llego a casa. Me siento más seguro. Me siento a comer y paso algunos ratos embarazosos con mi madre y mi hermana, pues estábamos todos callados en la mesa, mirándonos unos a otros, sin nada que decir; para mí es demasiado violento. No tengo ganas de comer, ni de moverme: me es imposible tomar bocado, y lo único que ingiero son tres o cuatro vasos de agua, hasta que se acaba el agua fría.
Esta tarde dudaba de si ir a la piscina con unos amigos. No puedo: me duele el estómago, la cabeza me da vueltas..., todo por mis preocupaciones. Y mi madre cada vez está más preocupada por mi falta de apetito y ganas de hacer nada, y yo también empiezo a preocuparme, pues cada vez me encierro más en mí mismo, tengo ganas de llorar a todas horas y no soy capaz de hacer nada. Creco que estoy deprimido.
El resto del día quedaré en casa, si no me da por salir a alguna parte que no sea la piscina, lo cual dudo. Reflexionaré acerca de mi situación; quiero sentirme libre por primera vez desde hace varios años. Libre de poder decirle cómodamente a todo el mundo lo que realmente soy y de poder tener un compañero que me entienda. Sé que, al menos, mi familia más cercana lo va a aceptar cuando se lo cuente; lo SÉ, no lo creo. Pero me preocupan mis amigos, el instituto y mi familia menos directa.
Necesito conocer más gente, gente en mi misma situación, cosa que no es difícil en ciudades grandes como Madrid, Barcelona o Valencia, pero sí en Guadalajara.
Lo siento por esta acumulación de hechos y pensamientos tan deprimente y mal organizada, pero siento que en algún sitio, aunque no lo lea nadie, necesito exponer mi situación.

P.D. Al menos ha ocurrido algo divertido hoy: mi hermana se ha dado en la cabeza al abrir la puerta de la nevera. ¿Increíble, verdad? Lo peor de todo es que se ha echado a reír a más-no-poder que hasta se ha ido al suelo. Eso ha sido el porro que se ha fumado mientras íbamos de recados...

Saludos,