viernes, 3 de septiembre de 2010

Vuelta a la ¿normalidad?

Desde que vine de Jaca me despreocupé por unos días de todo. Mi padre volvió allí y todo seguía como antes (vaya... si va a ser que su novia se ha salido con la suya), pero no bastaba y su novia tenía que acusar a mi hermana de robar una falda, joyas y un MP3... En serio que recomendaría algún hobbie a esa señora para que se olvide ya de nosotros.
Por otra parte, he tenido alguna que otra conversación difícil con aquel chico. Pero todo se ha solucionado, de verdad no puedo imaginar que dejo de hablar con él. Estos días estoy un poco deprimido (vaya sorpresa...) y confundido sobre mí mismo y él me ayuda demasiado, aun teniendo problemas familiares... Dios, le quiero y le necesito.


No sé lo que realmente me pasa, pero me siento fatal. Soy demasiado depresivo, me estreso muy fácilmente y encima soy muy introvertido. No soy capaz de hablar con mi madre de nada, y me duele mucho porque ella está preocupada por mi bajón. Creo que voy a ir a un psicólogo (:S) a ver si alguien me puede ayudar.
Por otra parte, hoy ya es viernes y mi madre, su novio y mi hermana pequeña se han ido a un pueblucho de donde es él (Majaelrayo) el fin de semana, así que me quedo solo con mi hermana porque no pienso ir a casa de mis tíos, donde pasé unos días hace poco y donde no quiero pasar una noche más (de verdad que mis tíos son algo horrible, quizá les dedice un post algún día a esos dos homófobos descerebrados y a su hijo de catorce años físicos con cinco mentales). Ni que decir tiene que vendrá gente y habrá alcohol y quizá pruebe los porros (nunca me atrevo).
Pero lo que más me importa ahora es hablar con ese chico y que vuelvan a abrir , un foro que seguía mucho hasta que descubrí esta mañana que lo han cerrado.
Espero no aburriros demasiado con todo esto.
Saludos.

miércoles, 18 de agosto de 2010

El fin de algo

El cúmulo de cosas que tengo ahora mismo en mi cabeza me supera. Pero todo ha pasado tan rápido esta semana que no me ha dado tiempo a asimilar todas las cosas a su debido tiempo, sino que después de un suceso un poco chocante me estoy dando cuenta de que mi vida puede cambiar, para siempre.
Lo primero de todo ocurrió hace ya unos días. Encontré por internet a un chico (bueno, más bien me encontró él a mí), empezamos a hablar y me cayó muy bien. Resultaba que también estaba registrado en un foro que sigo todos los días, y nuestras conversaciones eran tan sinceras y liberadoras para mí que no podía sino ansiar el momento en que volvería a hablar con él. Pero todo pasó muy rápido, y sin darme cuenta me estaba enamorando más y más de él, pero, sin embargo, vive demasiado lejos y es improbable que nos veamos.
Pero no me importa. Me encantaría estar con él, abrazarle, besarle... ya he soñado con eso muchas veces, pero si no puede ser al menos le querré en la distancia. Nos enviamos algunas fotos y muchas veces me abstraigo de todo lo demás mientras las observo.
Él me ha confesado que siente algo parecido, no sé si tan intenso como yo, pero esa confesión me hizo muy feliz y ahora sólo pienso en él todo el tiempo.

Pero todo ocurrió ayer, mientras hablaba con él de nuestras cosas. Yo estaba en mi habitación, con la puerta cerrada, y de repente oigo a través a dos personas gritándose mutuamente: eran mi hermana mayor y la novia de mi padre. Yo creo que esto se veía venir, porque mi hermana lleva dos años viviendo con ella y con mi padre, soportando desprecios, miradas sucias y antipatía con su novio como único apoyo moral. La noche que le confesé mi bisexualidad, ella estuvo contándome lo mal que lo había pasado, y no pudo evitar llorar.
Abrí la puerta y salí de mi habitación. Oí de todo, pero me quedé inmóvil. No podía hablar o moverme de ahí. Todo había empezado porque mi hermana quiere quedarse una semana más para ver a su novio, al que no va a poder ver hasta el puente del Pilar, pero a la novia de mi padre parece ser que le molestaba.
No obstante, hacía tiempo que la discusión había dejado de lado ese tema y cada vez se iba poniendo más agresiva. Mi padre defendió a mi hermana, y la novia de mi padre confesó que para ella mi hermana era una cruz, y que se fuera mi hermana de esa casa era lo que ella había estado buscando.
La sobrina de la novia de mi madre, una niña de catorce años con un retraso mental, vino a abrazarme. La verdad es que es como una niña pequeña. Nos fuimos a la habitación y la abracé hasta que terminó todo y vino mi hermana, llorando y muy alterada, quedándose en el salón mi padre y su novia discutiendo. Mi padre decía que todo eso se había terminado, que el viernes nos vamos a casa y él también se va, que ya está harto.
Vino mi padre a la habitación, nos dijo que no merecía la pena que lloráramos, que él ya había pasado por esto. Pero mi hermana no puede evitar sentirse culpable y no sabía cómo consolarla.
Por fin llegó la paz, y yo estaba demasiado nervioso, cuando estaba hablando con aquel chico por el messenger, contándole todo lo que estaba pasando.
Pero esa paz se vio interrumpida cuando vino la hija de la novia de mi padre, y empezó a defender a su madre, que razón no tiene ninguna. Y como no saben qué decir, no se les ocurre otra cosa que sacar a mi madre en la conversación. Y me pregunto yo: ¿qué cojones tienen que decir de mi madre si ni siquiera la conocen? Pues mi madre es la mejor persona que conozco, y no voy a consentir que hablen mal de ella. No pude evitar derrumbarme. Todo fue horrible, y todo pasó tan rápido...
Intentaba tranquilizarme mientras hablaba por el messenger de otros temas. Estuve hablando hasta las tres o así cuando él dejó de hablar. Sentí de todo, incluso me puse a llorar, pues acababa de aguantar una situación muy difícil y era entonces cuando me ponía a pensar qué sería de todos nosotros ahora.
La novia de mi padre se fue a dormir a la casa de su hija, y su sobrina se acaba de ir allí ahora por la mañana. No puedo poner un ojo en el mañana porque no sé ni qué va a pasar hoy, pero tengo por seguro de que será el fin de algo.
Saludos.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Mi vacío

"Ando por una calle solo, con las manos en los bolsillos, dirigiéndome hacia donde por casualidad la diosa fortuna decida llevarme. Cada vez dejo de prestar más atención al camino que llevo, dejándome guiar por los pasos de los viandantes sin dirección fija. Miro al suelo; no tengo la dignidad que hace falta para mirar al frente. No merezco que la gente vea mi cara de vergüenza y miedo, de desesperación, delirio y muerte. Sólo muestro lo más superficial e hipócrita de mi desdichado ser.
Dejo caer alguna lágrima que otra por el camino. Las veo chocar contra el suelo y veo mi alma reflejada en cada una de ellas. Sé que nada ni nadie va a hacerme cambiar de parecer, pues cada vez que he alzado la vista con la esperanza de obtener complicidad he obtenido sin embargo asco y repudio.
Me miro en el espejo y lo que veo no corresponde con lo que soy. Lo que muestra el espejo no soy yo, sino la única imagen que me atrevo a mostrar por miedo al rechazo. Pero aun así sé que es mi reflejo el único que me comprende y me ayuda a sobrevivir en este lugar al que yo no puedo denominar sino prisión.
Cada día y cada noche que pasan en mi vida son así. Llenos de vacío y soledad. Llenos de falsos amigos y ahora, además, vacíos de cualquier esperanza de supervivencia. Las circunstancias me superan y me agotan, me consumen por dentro como el cáncer consume al enfermo, y cada vez más mi ser va siendo sustituido por aquel reflejo que yo mismo creé y al que maldigo y amo a partes iguales.
No puedo buscar comprensión. Tampoco ayuda. Ni cariño, afecto, dicha o felicidad. Mi sonrisa tantas veces mostrada sin sentimiento se ha convertido en un grito desesperado de dolor que sólo yo mismo oigo. Por mis venas no corre sangre, sino ponzoña que corroe todo mi cuerpo, pues de mi alma ya no queda nada. Ya no hay fuerzas para luchar. No hay ganas de vencer ante mi mal…, porque prefiero despojarme de toda vida antes que morir cada día en una lucha interminable.
Y llámame cobarde por rendirme. Llámame idiota por no luchar. Llámame hipócrita por creer que no merece la pena. O llámame débil, si te apetece, por no querer caminar más por el vacío de mi mundo. Pero lo cierto es que no merece la pena luchar por vivir una vida que no te corresponde, y la muerte es el único remedio contra la vida…"


Me he sentido así en muchos momentos difíciles de mi vida. Afortunadamente he encontrado salidas mejores. Sólo quería mostrároslo.
Saludos.

domingo, 25 de julio de 2010

Vacaciones


Ayer por la noche llegué. Estoy en Jaca, cerca de Huesca, donde parece que el verano todavía no ha llegado, porque hay que taparse con nórdico para dormir. Tal vez es que me he acostumbrado al calor que hace en el centro y se me hace raro el norte. Todo es verde xD.
El caso es que hoy me he librado de los pensamientos acerca de mi sexualidad. He cambiado de aires. Hoy he ido a casa de Jorge y Máximo y hemos jugado a la PS3 y fumado un poco en pipa, y luego al Mirador del Pirineo, donde hemos sacado algunas fotos. Hemos vuelto a casa y hemos visto una película.
Hoy no espero salir por la noche, y estoy impaciente por encontrarme con Javier, un amigo que me gusta y creo que es homosexual, o con Carla, una barcelonesa que viene por Jaca.
Saludos,

jueves, 22 de julio de 2010

Soy bisexual y me molan Marco Dapper y Drew Barrimore

Puede que sea chocante el título. No: lo ES. Pero es que creo que me siento más relajado que en toda mi vida, y todo gracias a que he superado la primera barrera que me propuse: contarle a mi hermana que me gustan las mujeres, pero también los hombres.

Todo ocurrió esta noche. Preparamos fajitas mi hermana y yo y acabamos los dos con dolor de tripa de tanto comer. Mi madre y su novio, unas horas después, se fueron a dormir y nos quedamos solos.
Como acostumbramos a hacer, vemos la tele y charlamos en general. Pero hoy ha sido diferente. Mi hermana no ha podido contener toda la angustia que tiene guardada, porque ella antes vivía con mi padre y la novia de mi padre le ha hecho la vida imposible durante dos años. Ella acabó llorando y yo abrazándola, intentando contener las lágrimas y consolarla. La verdad es que me dio mucha pena, pero cuando terminó ese mal rato me puse a pensar en "mis cosas" (ya sabes) y mi hermana empezó a extrañarse. Yo ya había decidido hoy contárselo, y lo había intentado soltar de sopetón seis veces esta mañana; pero, simplemente, no me salía. Cada vez que pretendía desprender de mis labios esas malditas palabras, mis pulmones se contraían. Sentía que me ahogaba cada vez que lo intentaba, y desistí.
Pero en aquel momento, ella me preguntó que en qué pensaba, aun teniendo ella los ojos rojos de haber llorado. No supe contestar. Me siguió insistiendo y yo soltaba bocanadas de aire de vez en cuando haciendo un amago de hablar, a la vez que me mordía las uñas, me pasaba la mano por el pelo o me apoyaba en las rodillas. Al final me puso a su lado, y me lo volvió a preguntar. Nos abrazamos y lloré; ella cada vez estaba más extrañada y, sobretodo, preocupada. Me exigió que le contara qué me pasaba, y fue entonces cuando mi corazón casi se sale del pecho. Sentí entonces con más intensidad que me ahogaba, que me faltaba el aire. Mi hermana me dijo que probablemente me estaba dando un ataque de ansiedad; ella sabe lo que son porque los ha sufrido mientras estaba con mi padre y su novia. Me temblaba la boca y la barbilla, como si estuvieran dormidas. Entonces ella me sacó afuera a que me tranquilizara y fue como empezar la conversación de nuevo, solo que con las ideas más claras.
Le dije que era un secreto y que sólo se lo contaría a ella de momento, pero no supo deducir nada. Le hablé de Lidia, la chica que me gusta, y la conversación fue algo así.
-Así que no sabes cómo declararte-, me dice.
-No, no es eso. Ella es mi amiga y no quiero declararme-, le contesté.
-¿Entonces qué es? Cada vez me entero menos-.
-Sé que es confuso, pero es muy difícil-.
-Bueno, cuéntamelo y cuanto antes te desahogues mejor para ti-.
Entonces me dispuse a contárselo y volvió el ataque de ansiedad. Dolor en el pecho, mareo, me temblaba la voz, se me dormía la mandíbula y alrededor de los ojos...
No me acuerdo cómo siguió la conversación, pues yo estaba en un estado de nervios que no podía más. Y fue entonces cuando me dijo:
-Eres gay-.
-Bisexual-.
-¿Bisexual?-. (Se rió).
Le dije que sí y que era serio, que mis dudas acerca de mi orientación sexual las tuve desde hace dos años y que ahora estaba seguro de eso. No me gusta eso de "bisexual", pero me gustan los hombres, y mucho, y las mujeres también, aunque puede que en menor grado.
Continuamos hablando acerca de ello. Ella me dijo que no era tan grave, no pareció ni sorprenderse. Me dijo que yo seguiría siendo el mismo para ella. Se alegró de haberse ido de casa de mi padre, y la verdad es que durante mucho tiempo mi hermana fue la persona en la que confiaba mis problemas, aun siendo yo tan tímido que casi me da un ataque de ansiedad por contarle algo "que no es tan grave".
Me dijo que no era ni malo, ni raro, ni nada. Yo seguiría siendo su hermano. A partir de ahí mi pulso cardíaco bajó; por lo menos bajó de la barrera de los 1000...
Entramos para adentro y me dijo: "Así que cuando me decías que "buah" al enseñarte al maromo ese estabas pensando "joder qué cuerpazo"" (se refiere al que ella me hizo descubrir, Marco Dapper, mi nuevo amor platónico).
Ahora estoy muchísimo mejor, hasta me dijo que siempre había querido tener un amigo gay. Nos abrazamos mucho.

Y, lo mejor de todo, me siento mejor conmigo mismo. Ser bisexual no está mal, es a lo que me refería cuando dije que no era del todo desagradable mi armario...

ES A ESTO A LO QUE ME REFERÍA:

Este tío me pone a cien...


Y a esta tía la amo desde que tenía siete años jajaja.

miércoles, 21 de julio de 2010

Encerrado



Esta mañana me levanto sudoroso por el calor que ha hecho durante la noche. Estoy cansado. Agotado, diría yo: creo que en estos días he reflexionado sobre mi identidad sexual más intensamente que en toda mi vida, e incluso he reflexionado acerca del momento en que le contaré a mi hermana que soy homosexual. Bajo a "desayunar" (un vaso de leche y de mala gana), subo a hacer la cama y a Internet.
Luego me voy con mi hermana mayor a hacer unos recados. Ella me encuentra "raro", dice que le cuente cosas. "¿Cómo qué?", le digo. Durante todo el tiempo que paso con ella estoy de los nervios, dudando de si intuye lo que me pasa; no lo puedo soportar y paso todo el rato intentando disimular, lo cual no me es difícil, pues lo llevo haciendo toda la vida.
Llego a casa. Me siento más seguro. Me siento a comer y paso algunos ratos embarazosos con mi madre y mi hermana, pues estábamos todos callados en la mesa, mirándonos unos a otros, sin nada que decir; para mí es demasiado violento. No tengo ganas de comer, ni de moverme: me es imposible tomar bocado, y lo único que ingiero son tres o cuatro vasos de agua, hasta que se acaba el agua fría.
Esta tarde dudaba de si ir a la piscina con unos amigos. No puedo: me duele el estómago, la cabeza me da vueltas..., todo por mis preocupaciones. Y mi madre cada vez está más preocupada por mi falta de apetito y ganas de hacer nada, y yo también empiezo a preocuparme, pues cada vez me encierro más en mí mismo, tengo ganas de llorar a todas horas y no soy capaz de hacer nada. Creco que estoy deprimido.
El resto del día quedaré en casa, si no me da por salir a alguna parte que no sea la piscina, lo cual dudo. Reflexionaré acerca de mi situación; quiero sentirme libre por primera vez desde hace varios años. Libre de poder decirle cómodamente a todo el mundo lo que realmente soy y de poder tener un compañero que me entienda. Sé que, al menos, mi familia más cercana lo va a aceptar cuando se lo cuente; lo SÉ, no lo creo. Pero me preocupan mis amigos, el instituto y mi familia menos directa.
Necesito conocer más gente, gente en mi misma situación, cosa que no es difícil en ciudades grandes como Madrid, Barcelona o Valencia, pero sí en Guadalajara.
Lo siento por esta acumulación de hechos y pensamientos tan deprimente y mal organizada, pero siento que en algún sitio, aunque no lo lea nadie, necesito exponer mi situación.

P.D. Al menos ha ocurrido algo divertido hoy: mi hermana se ha dado en la cabeza al abrir la puerta de la nevera. ¿Increíble, verdad? Lo peor de todo es que se ha echado a reír a más-no-poder que hasta se ha ido al suelo. Eso ha sido el porro que se ha fumado mientras íbamos de recados...

Saludos,